Una sombra en Pekín

Siempre en las viejas fábulas seduce la virtud de encarar los asuntos más hondos del alma desde la sencillez de la vida de los animales. Una sombra en Pekín hereda aquella transparencia, la sorpresa y el candor de los antiguos fabulistas para hablar, ahora, de la gran ciudad, de la soledad y del paso del tiempo con personajes de carne y papel que tienen nombres de animal: la tortuga, cuya fortuna arruinó un tiburón, que ama a una rana y desama a una paloma. En la época indefinida donde ocurren los cuentos, en un país —China— tan lejano en los mapas como inmediato en los...