Miguel Hernández, nacido el 30 de octubre de 1910 en Orihuela, España, fue uno de los poetas más significativos del siglo XX en la literatura española. Proveniente de una familia humilde, su padre era un agricultor y su madre una maestra, lo que le permitió tener un acceso temprano a la educación. Sin embargo, la vida en una pequeña localidad agrícola le ofreció una visión del mundo que se reflejaría más tarde en su poesía.
A lo largo de su juventud, Hernández mostró un notable interés por la literatura. Desde muy joven comenzó a escribir poesía, influenciado por autores como Jorge Manrique y Antonio Machado. A los diecisiete años, se trasladó a Madrid, donde se unió a un grupo de poetas que incluía a Pablo Neruda y Rafael Alberti. Este contacto con el grupo de la Generación del 27 enriqueció su visión poética y ayudó a definir su estilo.
La obra de Hernández, caracterizada por su intensidad emocional y temática profunda, explora el amor, la muerte, la guerra y la lucha social. Su poemario más conocido, “El hombre acecha”, fue publicado en 1936 y representa un punto de inflexión en su poética, marcada por el estallido de la Guerra Civil Española.
- Temáticas de su obra:
- Amor: La exploración de la pasión y el deseo se presenta en muchos de sus versos.
- La guerra: Hernández fue un ferviente defensor de la República durante la guerra civil, lo que se refleja en su escritura.
- Muerte: La muerte aparece como un tema recurrente, especialmente en el contexto de la violencia y la pérdida.
Durante la Guerra Civil Española, Hernández se alineó con el bando republicano, lo que resultó en su encarcelamiento tras la victoria franquista en 1939. A pesar de ser un poeta de gran renombre, la represión del régimen franquista supuso un duro golpe para su vida y su obra. Al ser capturado, fue juzgado y condenado a muerte, aunque su pena fue conmutada a 30 años de prisión. Durante su tiempo en la cárcel, continuó escribiendo, creando algunas de sus obras más poderosas, como “Viento del pueblo”.
Su salud se deterioró rápidamente durante su encarcelamiento y fue liberado en 1944 por motivos de salud, aunque nunca recuperó su libertad completa. Miguel Hernández falleció el 28 de marzo de 1942 a la edad de 31 años en el sanatorio de Alicante, víctima de tuberculosis, dejando un legado literario que ha perdurado a lo largo de los años.
La influencia de Miguel Hernández sigue viva en la literatura contemporánea, y su obra ha sido objeto de estudio y admiración en todo el mundo. Su poesía no solo refleja el dolor y la tragedia de su tiempo, sino que también encapsula la búsqueda del amor y la esperanza en medio de la adversidad. Su voz se erige como un símbolo de resistencia y compromiso, resonando profundamente en la conciencia colectiva de España y más allá.
En resumen, Miguel Hernández es recordado no solo por su talento poético, sino también por su valentía y su dedicación a la causa de la libertad. Su vida y obra son un testimonio del poder de la poesía como herramienta de lucha y expresión en tiempos difíciles.