Yo-kai Watch. Bienvenido, Komasan

Tras ser llamado cobardica una noche durante un paseo por el bosque, Nathan planea vengarse asustando a Oso y a Dudu. Nathan, dispuesto a encontrar a un Yo-kai terrorífico que asuste a sus amigos, toma prestado un libro de la biblioteca y lee acerca de las superestrellas del mundo Yo-kai: los Yo-kai Clásicos.

Whisper contempla con emoción el anuncio del nuevo modelo de Yo-kai Watch en la televisión y arrastra a Nathan a comprar uno, pero se encuentran con una larga cola de Yo-kai que esperan el lanzamiento.

Bienvenidos a la RSPB, la Real Sociedad para la Protección de las Bestias... El barón Marackay tiene un plan malvado y suculento: celebrar un festín para zamparse a las bestias más sabrosas. Pero en la RSPB, un centro de rescate de criaturas muy poco comunes, las alarmas no se disparan hasta que llega un pulpo gigante gravemente herido. Ulf, el niño lobo, y sus bestiales amigos de la RSPB deberán parar los pies al barón antes de convertirse también ellos en su cena.

Siempre se ha dicho que para triunfar en la difícil carrera del espectáculo hace falta talento, carisma, preparación y también un poco de suerte. Pero hace falta algo más: perseverancia y la capacidad de unir todas las anteriores y saber dirigirlas hacia el objetivo. De todas las personas que quiero y admiro, Willy Martin es uno de los más claros ejemplos de lo que expongo en el párrafo inicial. Ha llevado su carrera con sensatez e inteligencia y conseguido cuanto se ha propuesto, porque ha tenido la suficiente fe en sí mismo para sobreponerse a las dificultades y sacar provecho a sus ...

Tells the story of a boy named Chipana who devise a way to save the llamas in his community from being sold to merchants.

Me llamo Márgara Averbach. Cuando era chica, mis padres, mi hermano y yo viajábamos mucho, siempre en auto. A San Salvador de Bahía, en Brasil; al Cuzco, en Perú; a Ushuaia por una ruta toda de ripio, no de pavimento como ahora. Eran días y días de auto y para que el viaje se nos hiciera más fácil, mi mamá nos leía en voz alta. Un libro a papá, el único que manejaba; un libro, a nosotros dos, en el asiento de atrás. En esos tiempos, lo confieso, a mí me gustaba tanto el viaje como el lugar al que llegábamos. Y me gustaba porque dentro del auto, el aire era todo historias. Desde ...