Pescando salmones en Alaska

«Los oyentes del programa No es un día cualquiera de Radio Nacional de España se han enamorado de esas narraciones mágicas sobre problemas reales (la incomunicación, la discriminación, la soledad), y nos han pedido reiteradamente que las recopiláramos en un libro. Aquí está.» Pepa Fernández Un país donde solamente se cometen errores, matrimonios que no se hablan, artistas que envidian el talento ajeno, señoras que viajan en el tiempo sin darle importancia, niñas que sueñan con poseer la sabiduría absoluta, ancianas alegres sin saber por qué, reinas traumatizadas, colegios...

La última novela publicada de Pedro Antonio de Alarcón narra la historia de una mujer noble que empieza a acumular amantes después de enviudar siendo muy joven. Sin embargo, acaba por dilapidar su fortuna y vive un último amor en la finca en la que se ve encerrada. Pedro Antonio de Alarcón fue un escritor español nacido en Guadix en 1833 y fallecido en Granada en 1891. Sus obras oscilan entre el realismo imperante en su época y un romanticismo tardío que lo emparenta con Byron o Espronceda. Cultivó tanto la novela como el teatro, la poesía o los libros de viaje, alcanzando la...

¿Qué harías si el día que te juegas tu ansiado ascenso, alguien comete el error de secuestrar a tu hija y pedirte algo imposible? ¿Qué pasaría por tu cabeza si descubres que alguien tiene retenida a tu vecina, de la que llevas enamorado desde los diez años? ¿Cómo actuarías si dejándote llevar por tu hijo te ves involucrado en un secuestro del que será difícil salir airoso? OPINIÓN DE LOS LECTORES: “En La joya de Laura se da una combinación explosiva. El autor mezcla con efectividad una mirada cómica con unos personajes patéticos, creando un thriller altamente adictivo.”...

Un consuelo para ti: "Fernando Gil —fuerte, no muy alto, treinta y seis años, químico de profesión—, detuvo el auto, lo aparcó en una esquina de la calle y saltó a la acera. Sin mirar a parte alguna atravesó la calle, empujó la puerta encristalada de una cafetería de moda y entró con aquel aire de persona reposada, desenvuelta, que no teme encontrarse con enemigo alguno. Miró a un lado y otro y de súbito sus labios se curvaron en una sonrisa cordial. Al otro extremo del local alguien le sonreía de igual modo y nuestro amigo avanzó presuroso y estrechó con calor la mano que...