Marvel Must have. Los nuevos Vengadores 9. Invasión secreta

Primer volumen de la versión gráfica de la magnífica serie de Stephen King «La Torre Oscura», en la que Roland vive aventuras paralelas a las que leímos en el ciclo novelístico. «El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él.» Con estas palabras, millones de lectores entraron en el Mundo Medio y conocieron a Roland Deschain, uno de los héroes más enigmáticos del maestro del terror. Ahora sabremos cómo ganó sus armas y cómo tuvo que abandonar Gilead para afrontar su primera misión: John Farson, el opositor al orden reinante, pretende remover...

No es un clon. No es un robot. No es una historia imaginaria. El Hijo de Odín vuelve a la vida de la mano de Joe M. Straczynski, el guionista que dio un revulsivo único a Spiderman, y Olivier Coipel, el magnífico artista de Dinastía de M. Ambos desvelan cómo puede un dios regresar después del Ragnarok y cuál será su lugar en un mundo destruido por la Guerra Civil superheroica.

Maggie llega a El Daharia a restaurar el coche cl?sico del pr?ncipe Qadir. Pero casi es despachada cuando ?l se da cuenta de que el mec?nico es una mujer. La primera impresi?n del pr?ncipe es espantosa, pero al final hay una c?lida cercan?a mutua por la pasi?n que comparten por los coches. Despu?s ?l le pide a Maggie que finja ser su novia, y as? poder rechazar a una prometida escogida para ?l, y ella acepta. Maggie pertenece a un mundo completamente diferente al del pr?ncipe, por lo tanto, no cabe la posibilidad de que se puedan enamorar el uno del otro... ?cierto?

Autobiografía no autorizada nos transmite tranquilidad. La sensación que nos produce es la del vecino abriéndote la puerta, como si lo conocieras de toda la vida. Nos invita a penetrar en su mundo, imponiéndonos su ritmo, sus costumbres, sus amigos, y nos dejamos llevar. Todo fluye. Nos vemos absorbidos en una serie de historias cortas donde entran y salen personajes en situaciones que a veces parecen salidas directamente de nuestro cotidiano. Y cuando no, nos pica la curiosidad. Navegamos entre la empatía y el narcisismo, como un reality show, pero sin publicidad. Y como lo dice Daisy...