Migración y sacralidad

Resumen del Ebook

De entre mis recuerdos sobresale la voz de la abuela […] de sus labios salían historias de cuando su hijo mayor marchó de su natal Guanajuato al norte ¡para nunca más volver! Siempre frente a la fotografía de su hijo […] su rostro sembró: el sentido de la ausencia, nos dice la autora. Desplazados, exiliados, desterrados, refugiados, clandestinos, son nociones que se conjugan en los discursos sobre la migración indocumentada de trabajadores. En el fenómeno migratorio que se encuentra alrededor del migrante se han tejido múltiples imágenes, historias, escenarios y memorias articuladas entre sí a través vasos comunicantes que nos hablan del abandono del lugar de origen, de lo propio, de la casa natal, del lugar familiar, de la patria y, también, de la vivencia de infortunio, de la melancolía, de la soledad, de lo irremediablemente perdido. Para los mexicanos que deciden emigrar hacia los Estados Unidos en calidad de indocumentados en busca de lo que su país les ha negado, se abre un amplio campo de incertidumbres, desde las puramente económicas hasta las afectivas. El fenómeno de la migración introduce en la vida de las comunidades de nuestro país, principalmente rurales, un juego de nostalgias donde la separación modifica sus universos simbólicos, desde los cuales organizan el sentido de sus prácticas sociales y culturales. Aparecen nuevas figuraciones en los regímenes de autorreflexión singular y colectiva, que terminan deslizándose en los procesos de construcción de su subjetividad. El exilio se vuelve forma de vida, modo de interpretar y hacer efectivo el mundo. Los ejes principales de este libro se nutren de las elucidaciones de Cornelius Castoriadis en torno a la noción de institución. También nos apoyamos en las reflexiones acerca de lo sagrado y lo profano de Mircea Eliade, Roger Caillois y Francois Laplantine. Estos autores, con otros más, nos permitieron pensar y arriesgar una interpretación de los «otros sentidos» que resignifican los aspectos económicos de la migración en términos de una cierta sacralidad secularizada del cruce migratorio, que nos ha conducido a suponer que el dolor, el fracaso, el éxito, la separación e incluso la muerte encuentran un sentido casi sagrado en la subjetividad de los migrantes y sus comunidades. Sacralidad secularizada que a su vez podemos asumir como una configuración social instituyente, que nace y se separa del sentido instituido de lo sagrado mismo.