Los dioses analfabetos

Después de escapar de la cárcel, Tim Sunblade traba una relación con una prostituta llamada Virginia que perdura más de lo esperado, acaso porque ambos descubren en el otro ambiciones y codicias semejantes. Lo que hoy con ligereza llamaríamos "una química", dominada en el fondo por un compulsivo "amor odio". Tim planea el asalto a un camión de transporte de caudales y cree que ella es la pareja ideal para el intento. De modo que se instalan como un matrimonio convencional en un suburbio de Denver con el objeto de planificar mejor el robo. Pronto, cuando todas las reglas de juego...

Harry Bosch investiga el caso especialmente delicado del asesinato de Elias Howard, un abogado afroamericano que se hizo famoso ganando litigios contra los abusos de la policía de Los Angeles y odiado, por lo tanto, por el cuerpo policial. Bosch comprende enseguida que lo que se espera de él no es que resuelva el caso, sino que haga malabarismos para dejar contentos a todos: a la opinión pública, a las masas de marginados que esperan volver a salir a manifestar su descontento, y, acaso especialmente, a la misma policía. Su misión se complica cuando Bosch descubre que Howard estaba a...

No te pierdas la primera entrega de la serie «Solo chicas» que continúa con ¿Solo una chica buena? Apasionante historia Cinthya y su decisión de cambiar radicalmente de vida. Aunque Cinthya había jurado no volver a pisar su país, y mucho menos la casa de sus padres, la boda de su hermano le obliga replantearse su decisión. Además, por una indiscreción, se entera de que Alex, el amor de su juventud que la rechazó de forma tan cruel, va a casarse también. Decidida a dejar atrás y zanjar de una vez esa etapa de su vida, regresa a su ciudad. Sin embargo, los viejos sentimientos y...

En su estudio, ensordecido por el piano, donde sus hijas ejecutaban -pared por medio- ejercicios difíciles, el señor Bergeret, catedrático de Literatura de la Universidad, preparaba su lección acerca del octavo libro de la Eneida. El estudio del señor Bergeret sólo tenía una ventana, de bastante anchura, que abarcaba casi todo un lienzo de pared, por la cual solía entrar más frío que luz, pues los postigos no ajustaban, y a poca distancia de las vidrieras se alzaba un muro muy alto.