Las que somos

Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un...

Durante la II Guerra Mundial, la joven Juliet Armstrong es reclutada por un oscuro departamento del MI5. Su labor consistirá en rellenar fichas sobre británicos simpatizantes con los países del Eje. Un trabajo que le resultará unas veces tedioso y otras aterrador. Pero cuando la guerra llega a su fin, da por hecho que dejará atrás los sucesos de aquellos años para siempre. Ya finalizada la contienda, y embarcada en otros destinos profesionales, un hecho fortuito hace que se le aparezcan viejos fantasmas del pasado que la enfrentarán, por un lado, a una situación muy compleja en el...

El príncipe Caelan Bagaton llevaba tres largos años buscando a la mujer que había secuestrado a su sobrino. Ahora por fin la había encontrado y se disponía a vengarse...Abby Metcalfe estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para proteger al pequeño que tenía a su cargo, pero el poder y la riqueza de Caelan lo convertían en un difícil adversario...

Mis padres y yo pertenecíamos al clan de hombres lobo de Sergei. Vivíamos en la frontera entre Rusia y Alaska. Cuando Sergei, nuestro macho alfa, anunció que el clan se trasladaba a Alaska, pensé que no tenía sentido, ya que nuestro nuevo pueblo parecía exactamente igual que el de Rusia. Pocos meses después, yo estaba cazando linces, pumas, alces y osos polares. Una noche, me apeteció acercarme a mi lugar preferido del río. Me escabullí de la cabaña mientras mis padres dormían. Me transformé en lobo y empecé a correr en dirección al río. La nieve fresca me divirtió...