Gabriela Mistral

El autor sigue un esquema cronológico, recordando los inicios figurativos del artistas y luego el paso al informalismo en los años 50 para volver una década después a la pintura con elementos escultóricos y eminentemente crítica y comprometida. El paso de los años condujo a Canogar de vuelta a la figuración y después a las fragmentaciones.

Rigor histórico y maestría se aúnan para relatarnos los hechos humildemente cotidianos, sencillos, de quien no vaciló en llamarse a sí mismo el Hijo del Hombre.

«La noche de mi muerte ocurrieron cosas extrañas en mi apartamento parisino...». Un Jean Guitton casi centenario imagina en Mi testamento filosófico su muerte, su entierro y su juicio. En su lecho de muerte dialoga con Pascal sobre las razones para creer en Dios, con Bergson sobre las razones para ser cristiano y con Pablo VI sobre las razones de ser católico. Durante su entierro conversa sobre el arte con el Greco, sobre el mal con de Gaulle, sobre el amor y la poesía con Dante y sobre la filosofía con Sócrates. En su juicio intervienen santa Teresa de Lisieux y François...

Las fotos de Josaphat nos permiten apreciar algo de ello. Su presencia ante la cámara nos revela una imagen diferente, venturosamente distinta que ya no corresponde ni al abandono ni a la sumisión. Más bien nos habla del orgullo femenino que empieza por su elegancia en el vestir y en su propia expresión que denotan seguridad y belleza. De Josaphat, que es el personaje artístico de la obra, que hizo gala de su talento para plasmar la belleza femenina en el día de su boda, enriqueciendo aún más su bagaje fotográfico, invaluable y rico, se puede decir que no obstante de haber...