El príncipe de los cuatro vientos

Su ardiente aventura tuvo consecuencias inesperadas... Destiny Richards sabía que estaba jugando con fuego al aceptar el trabajo que le ofrecía el carismático jeque Al Asmari, pero le pareció una buena oportunidad para comenzar una vida nueva. ¡Hasta que la química que surgió entre ellos se hizo insoportable y Destiny acabó pasando una noche inimaginable con el jeque! Cuando el poderoso Zafir sedujo a Destiny, no imaginó que ella se convertiría en su última amante... En menos de nueve meses, ¡Zafir tuvo que convencer a Destiny para llegar a un acuerdo más permanente!

Después de años sin verse, y mientras juegan una partida de ajedrez, JuliaCorzas cuenta historias de amor y desamor a su tercer marido, que se abandona a la calidez de su voz. Maridos infieles, eternas enamoradas que siempre perdonan, viudas fantasiosas... todos se dan cita en estas páginas donde se tejen historias sobre el amor y el difícil arte de la convivencia.

Novela distópica que se basa en el fresco de Michelangelo Buonarroti para separar a justos de pecadores. Sir. Alphonse Townsend, corresponsal de guerra, conforma un equipo de genetistas y virólogos para trabajar con patógenos peligrosos que le permitan diseñar vectores virales para conformar una nueva especie. Una novela que rompe con el esquema de justicia al que considera una guerra de desgaste sin resultados. Un entramado que desafía las ideologías dominantes al pretender dar un giro brusco al rumbo de la especie humana. El futuro del Homo sapiens depende de la ofensiva...

Este Libro, mostrar� lo vers�til que uno puede ser. Un sue�o, un pasaje, cualquier pisca de inspiraci�n atraparla con la pluma "la que no sabe fallar" para que quede impresa en un cuaderno, despu�s darle el uso que uno desee. Al leer esto que de mi imaginaci�n naciera podr�n sentir la presencia de nuestro Dios, ya que fue y celoso es, yo lo s�. No permite que adoremos otras im�genes, incluso adorar otros falsos dioses, lo reprime. En su momento se molestar�a con Mois�s, al encontrar a su pueblo adorando im�genes mientras �l bajaba de orar, precisamente s�bado era,...