El Belén que puso Dios (Cartoné)

El libro quiere ser -dice el autor- "una especie de catequesis desordenada, nada sistemática, pero pegada al terreno. ¿Para gente joven? Pues, la verdad, no sé qué decir. Es cierto que los chicos y chicas de bachillerato y de la universidad están muy presentes tanto en los asuntos que trato como en el tono, la música y la letra de cada artículo; pero yo solo trato de reflexionar, con libertad y buen humor, sobre noticias, anécdotas, incidentes de la vida diaria". Sus consideraciones pueden servir para que todos caigamos en la cuenta de que para ser libres hay que pensar y, así,...

«¿Qué tal? Soy Laura, aprendiz de chef. Y este es mi cuaderno. Es un regalo de mi madre (se llama Patricia). Esta mañana, al despertarme, había un paquete junto a mi almohada. Al rasgar el papel me he encontrado con una bonita sorpresa. ¡Un cuaderno de recetas! Venía acompañado de una tarjeta de cartulina donde mi madre había escrito: ¿Para que apuntes todo lo que aprendas en tu nuevo curso de cocina, cariño. Tu padre y yo te queremos mucho. Firmado: MamΏ.

"Conoce a una niäna quien le encanta estar en su hogar, que huele a tâe de canela y se siente como un pijama calientito. Pero todo es diferente cuando se va de paseo. Aâun asâi, encuentra la manera de sentirse tranquila. Al llegar la oscuridad de la noche sus pies se enfrâian y su habitaciâon a veces le da miedo. Es entonces cuando la niäna cierra los ojos y crea su propia luz al pensar en el sol."--

En Moonville, la noche de Halloween se festeja a lo grande. Incluso Anna y los demás aprendices de magia piensan dar una fiesta para celebrarlo. Por desgracia, el envidioso Oliver Dark tiene un plan para robarles a todos los invitados. Claro que ningún cazabrujas podrá impedir que el Club de la Luna Llena lo pase de miedo... ¡De muchísimo miedo!

Lucía Alfaro todavía conserva el cuaderno de tapas negras de su niñez, en el que anotó con detalle las observaciones que realizó en un bosque de hoja caduca. Lucía rememora aquel verano, en el que disfrutó de la compañía y la amistad de Tsipi, el ruiseñor que vivía en el claro del grosellero, y que le permitió abandonar la infancia sin olvidar quién fue y descubrir que, tanto para el hombre como para el pájaro, la vida es aprendizaje, dolor, amor y muerte. Lo vivido y lo soñado en la infancia tiene en el recuerdo el camino para recuperarlo, y en la escritura, el medio para...