El absurdo Oxi

A Azul le gusta el rosa, a Lía el azul. Una brinca y se impacienta, la otra no para de preguntar. ¡SON GRANDES AMIGAS! Juntas son superheroínas y van a rescatar la Isla del Unicornio. Primero deben sortear el encantamiento de una sirena, pues quiere ser reina y se ha puesto fúrica. ¿Quién no se ha enojado alguna vez? ¡Que se activen los brillitos y el poder de la amistad, la risa y los abrazos! ENGLISH DESCRIPTION Azul likes pink and Lia likes blue. One fidgets and gets impatient, the other keeps asking questions. THEY ARE GREAT FRIENDS! Together Azul and Lia are superheroines, and...

A veces el amor se convierte en un partido en el que lo tienes todo en contra, pero ¿aceptarías un pase imposible aunque tu corazón estuviera en juego? En cuanto Axel King se traslada a mi universidad se convierte en el quarterback estrella del equipo. Todo el mundo parece adorarlo, a pesar de que se comporta como un idiota arrogante, y yo me descubro buscándolo en cada habitación en la que entro, sintiéndome de una forma como nunca antes lo había hecho. Una noche, después de una fiesta, terminamos besándonos. A partir de ese momento, King parece empeñado en torturarme con su...

A #1 New York Times bestseller and the first novel in a brand-new series—from bestselling author Abbi Glines—about a small Southern town filled with cute boys in pickup trucks, Friday night football games, and crazy parties that stir up some major drama. To everyone who knows him, West Ashby has always been that guy: the cocky, popular, way-too-handsome-for-his-own-good football god who led Lawton High to the state championships. But while West may be Big Man on Campus on the outside, on the inside he’s battling the grief that comes with watching his father slowly die of cancer. Two...

Me llamo Márgara Averbach. Cuando era chica, mis padres, mi hermano y yo viajábamos mucho, siempre en auto. A San Salvador de Bahía, en Brasil; al Cuzco, en Perú; a Ushuaia por una ruta toda de ripio, no de pavimento como ahora. Eran días y días de auto y para que el viaje se nos hiciera más fácil, mi mamá nos leía en voz alta. Un libro a papá, el único que manejaba; un libro, a nosotros dos, en el asiento de atrás. En esos tiempos, lo confieso, a mí me gustaba tanto el viaje como el lugar al que llegábamos. Y me gustaba porque dentro del auto, el aire era todo historias. Desde ...