La prisionera del mar

«Corral abierto» (1956) es una novela policial de Enrique Amorim, que narra la investigación del caso Paco Dolera. El capataz de Cerámicas Loyola aparece asesinado una mañana, con un puñal atravesándole el pecho. Todas las pistas apuntan al joven Horacio Costa, «Costita», dueño del puñal. Enrique Amorim (1900-1960) fue un escritor uruguayo. Practicó todos los géneros: narrativa, poesía, teatro, ensayo, incluso el guion cinematográfico. En Buenos Aires, forjó amistad con el grupo literario de Boedo, donde conoció a escritores como Aníbal Ponce o Enrique Mández Calzada....

¿Quieres conocer al gigoló? Un libro con un toque picante y una historia entrañable detrás. Carol pierde la cabeza por Sergio..., pero el trabajo en la noche y sus secretos ocultos harán que las cosas se compliquen. «Todavía me pregunto como he sido capaz de venir a un sitio de estos.» Esta era la frase que rondaba en mi cabeza la primera vez que entré en aquel local de striptease. «Para no gustarte estás muy atenta a su paquete, ¿no?» Y era cierto, sentía una terrible curiosidad por saber quién se escondía detrás de esa máscara. Sergio hace tiempo que ha dejado de creer en...

Yo me llamo Kalla Mateo. Vine a este malhadado mundo un 22 de julio de 1951, en Kimpagu (Bajo Congo, dentro del denominado Congo Belga). Mi país tomó el nombre de Zaire con el dictador Mobutu, de nefasta memoria. No hace mucho que se le conoce como República Democrática del Congo. Nací en una familia de ocho hermanos, de los cuales yo era el mayor de los chicos. Mi padre tenía dos mujeres, ambas rivales en belleza. Yo era hijo de la favorita, la más joven. Tenía dos hermanas nacidas de mi madrastra, y seis hermanos del mismo padre y madre: dos niñas poco mayores que yo, y dos...

Un verdadero artefacto literario que con poesía, música y originalidad recorre en un mismo viaje París, Buenos Aires y los rincones más inaccesibles de un grupo de personas que, en el afán de encontrarse, se escapan de sí mismas. «En pleno contento precario, en plena falsa tregua, tendí la mano y toqué el ovillo París, su materia infinita arrollándose a sí misma; entonces no había desorden, entonces el mundo seguía siendo algo petrificado y establecido, un juego de elementos girando en sus goznes, una madeja de calles y árboles y nombres y meses.» En Rayuela (1963), Julio...