Gustavo Adolfo Bécquer fue un poeta y narrador español cuyo legado en la literatura se ha mantenido a través de los años. Nacido en Sevilla el 17 de febrero de 1836, su vida estuvo marcada por la melancolía y el desamor, temas que se reflejan en su vasta obra. A lo largo de su vida, Bécquer se vio influenciado por el Romanticismo y las tensiones políticas de su época, lo que moldeó su perspectiva artística y literaria.
Desde joven, mostró inclinación hacia la escritura y la poesía, aunque sus inicios fueron difíciles. A los 20 años, se trasladó a Madrid, donde comenzó a trabajar como periodista y colaborador en diversas revistas literarias. Entre 1864 y 1866, Bécquer publicó sus célebres Rimas, una colección de poemas que exploran el amor, la muerte y la naturaleza. Estas obras son consideradas unas de las más bellas del siglo XIX en lengua española y marcaron una nueva etapa en la poesía española, acercándose al simbolismo y el modernismo.
Rosa de Castro, por su parte, fue una de las voces más emblemáticas del Romanticismo gallego. Nació el 17 de febrero de 1837 en Santiago de Compostela. Rosalía fue una escritora prolífica, destacándose no solo como poeta, sino también como novelista y ensayista. Su obra se caracteriza por la búsqueda de la identidad gallega y el amor por su tierra. En 1863, publicó La hija del mar, una novela que refleja la vida y las costumbres de Galicia. Su obra en gallego, Follas novas, es considerada un hito en la literatura gallega, donde la autora explora temas como el amor, la soledad y el sufrimiento.
Rosalía de Castro también fue una defensora de los derechos de las mujeres y se comprometió con la causa social de su tiempo. Su vida estuvo marcada por el dolor y la pérdida, ya que sufrió la muerte de varios seres queridos, lo que influyó en su escritura. A pesar de sus dificultades personales, su legado perdura como una de las figuras más importantes de la literatura española.
Rubén Darío, considerado el máximo exponente del modernismo en lengua española, nació el 18 de enero de 1867 en Metapa, Nicaragua. Desde muy joven mostró talento para la poesía, y en 1888 publicó Azul, una obra que revitalizó la poesía hispanoamericana y propició un cambio estético radical. Su estilo, caracterizado por el uso del verso libre y la musicalidad, marcó un antes y un después en la literatura de su tiempo.
Darío tuvo un papel crucial en la introducción de nuevas formas poéticas y en la exploración de temas como la identidad, el amor y la belleza. A lo largo de su carrera, realizó viajes por Europa y América, donde entabló relaciones con otros escritores y artistas, consolidando su influencia en el modernismo. Otras de sus obras destacadas incluyen Prosas profanas y Canto de vida profunda.
Su legado, sin embargo, va más allá de la poesía. Darío también escribió ensayos y obras de prosa que abordaron diversos temas, incluyendo la política y la cultura. Falleció el 6 de febrero de 1916, dejando un impacto profundo en la literatura, influyendo a generaciones de escritores que seguirían sus pasos.
Estos tres autores, G. A. Bécquer, Rosalía de Castro y Rubén Darío, constituyen pilares fundamentales de la literatura en español, cada uno aportando su singular visión y estilo, y dejando una huella imborrable en la historia literaria.