Horrible Melena

Esta colección de cuentos, recopilados y publicados por Afanásiev en el siglo XIX, constituye un tesoro para los amantes de la literatura popular. A diferencia de otros repertorios del mismo estilo, estos cuentos carecen de adornos literarios que alteren su forma. Es por ello que mantienen su frescura original y su autenticidad. En este segundo volumen se recogen cuentos maravillosos, cuentos de animales y cuentos de costumbres, todos ellos cargados de fantasía, humor y picaresca. La oca de los huevos de oro, el zurrón mágico, culebrones y zares... Todo es parte de una forma tradicional...

Para Ana cada día es una fiesta. Pero ninguna es mejor que la fiesta de cumpleaños que celebra en el patio con María, su mejor amiga. Una celebración con música, guirnaldas de papel y una suculenta tarta de chocolate... ¿Y en verano? En verano nada puede retener en casa a Ana y a su amiga. Juntas, observan los caracoles y los escarabajos u organizan un almuerzo en el arenero con sus animales de peluche.

Como reportera de 19 años independiente dedicada a encontrar y cubrir historias reales apenas conseguía lo suficiente para pagar mis facturas. Muchos de mis compañeros ganan un buen dinero acosando a los famosos de Hollywood. A la gente le gusta las revistas de cotilleos, esa es la pura verdad. Me llamo Kalei Aneko; mi padre es un orgulloso y fuerte chef hawaiano, y mi madre una preciosa oficial de policía de San Francisco, California. Ha habido numerosos rumores sobre la existencia de una tapadera militar en la Antártida, y mi intención es descubrir la verdad. Durante el verano, hay...

¡Por fin ha terminado el colegio! Las hadas solo tienen que ir a clase hasta que cumplen nueve años, nueve meses y nueve días. Lizz y Patch, que son muy buenas amigas, se han ido a vivir juntas a su nueva casa: ¡un violonchelo! que Zed y otras hadas han construido para ellas. Para celebrarlo, les han hecho muchos regalos. Los más extraños son los de sus padres: un espejo y un par de gemas antiguas. Parecen unos regalos muy especiales y quizá... ¡mágicos!