Historias del Mar

De repente, sólo tienes el ballet metido en la cabeza. Y lo único que quieres es estar sobre un escenario. ¡Pero desde las primeras horas de clasae hasta una actuación de verdad hay que ensayar mucho! De eso se dan cuenta Susana, Matilda y Teo. Pero su primera función va a ser todo un éxito.

Ricitos de Oro vive en el bosque con su abuela y un día se encuentra la casita de tres osos. Como no hay nadie en casa, por la ventana se cuela. ¡Descubre la versión rimada de este cuento tan famoso! ¡El cuento clásico "Ricitos de Oro" revive en este libro! Las fantásticas y divertidas ilustraciones a todo color acompañan la historia, que tiene el texto rimado. "Ricitos de Oro" es un cuento tradicional escocés, documentado en 1837 por Robert Southey. Goldilocks lives in the forest with her grandmother and one day she stumbles across the house of three bears. As there is no one home,...

Desde que el mundo es mundo el hombre ha mirado con asombro, miedo y reverencia todo aquello que no comprende, sobre todo los fenómenos de la naturaleza. Desde siempre, también, ha contado cuentos y se ha contado cuentos. Surgen así los mitos, las leyendas sobre la existencia de seres con poderes sobre naturales que esconden o resuelven muchas de las cuestiones fundamentales que se plantean los humanos desde que están sobre la Tierra. La imaginación humana parece no tener límites o simplemente, el límite a la fantasía lo dosifica el tiempo. Es así como Trece criaturas misteriosas, da ...

La profecía lo anunció: llegará una Reina de la Sangre para destruir el mundo, y una Reina del Sol para reconstruirlo. No se sabe cuándo, no se sabe quién. Pero sucederá. En dos épocas diferentes y reinos separados, las vidas de Rielle y Eliana están vinculadas por lazos aún más poderosos que la magia. Una de ellas es la Reina de la Sangre; la otra, la Reina del Sol: ambas están destinadas a unir el cielo y la tierra, las almas celestiales y los humanos. Pero el camino que tendrán que transitar es duro, repleto de sacrificios y de pruebas inclementes para estas reinas que, al fin...