El árbol de la saliva

Brian Wilson Aldiss, un destacado autor británico de ciencia ficción, nació el 18 de agosto de 1925 en East Dereham, Norfolk, Inglaterra. Aldiss se convirtió en una figura central en la literatura de ciencia ficción del siglo XX, reconocido no solo por su prolífica producción literaria, sino también por su innovador enfoque y sus reflexiones sobre la condición humana y el futuro de la sociedad.

Durante su infancia, Aldiss experimentó la Segunda Guerra Mundial, lo que dejó una impresión duradera en su perspectiva sobre la vida y la literatura. Se unió a la Royal Signals durante la guerra, donde tuvo la oportunidad de viajar y observar diversas culturas y estilos de vida. Esta experiencia enriqueció su visión del mundo y alimentó su creatividad literaria.

Después de la guerra, Aldiss se dedicó a escribir, inicialmente trabajando en la industria del comercio y la publicidad. Sin embargo, su pasión por la literatura lo llevó a crear relatos que desafiaban las convenciones de su tiempo. En 1955, publicó su primer libro, “Non-Stop”, que fue bien recibido y sentó las bases para su carrera. Esta novela se adentra en un futuro post-apocalíptico y presenta una compleja exploración de la existencia humana.

Aldiss fue uno de los autores que ayudaron a redefinir la ciencia ficción, incorporando temas más profundos y filosóficos a sus narrativas. Sus obras a menudo reflexionan sobre la naturaleza de la humanidad, el tiempo y la realidad. En 1962, ganó notoriedad internacional con su novela “Hothouse”, que presenta un mundo completamente transformado por un clima en constante cambio, y donde las plantas han evolucionado para dominar a los humanos.

A lo largo de su carrera, Aldiss escribió más de 50 libros, incluidos novelas, relatos cortos y ensayos. Su obra más célebre, “Silicon Dreams”, publicada en 1986, es una colección de relatos que exploran las interacciones entre humanos y máquinas en un futuro tecnológico.

Además de su producción literaria, Aldiss fue un crítico activo de la ciencia ficción y participó en la creación de antologías que ayudaron a dar forma al género. Su habilidad para analizar obras de otros autores fue tan notable como su capacidad para crear su propio universo. En 1975, fue galardonado con el Hugo Award y el Nebula Award, dos de los premios más prestigiosos en el ámbito de la ciencia ficción.

Brian Wilson Aldiss también se interesó por la escritura de guiones y el teatro, y su obra se ha adaptado en diversas ocasiones para otros medios. Su estilo se caracteriza por una prosa rica y evocadora, así como por una profunda humanidad que permea sus historias.

Aldiss continuó escribiendo y publicando hasta sus últimos años, desafiando las expectativas sobre la longevidad de la creatividad literaria. Falleció el 19 de agosto de 2021, pero su legado como uno de los maestros de la ciencia ficción perdura, inspirando a nuevas generaciones de escritores y lectores.

En resumen, Brian Wilson Aldiss dejó una huella indeleble en el mundo de la literatura, combinando su amor por la ciencia ficción con profundas reflexiones sobre la existencia humana. Su obra es un testimonio de la capacidad del género para explorar cuestiones complejas y eternas, y su influencia sigue siendo palpable en el ámbito literario.

En 2011, J.P. Cuenca recibe la noticia de que un cadáver fue identificado por la policía con su partida de nacimiento. Luego de ser citado en una comisaría y de tener un expediente con documentos que prueban su propia muerte, Cuenca inicia una alucinante y vertiginosa investigación para intentar explicar el hecho. Con la ayuda de un periodista y de un detective privado, en la búsqueda de sí mismo como difunto Cuenca recorre con desesperación febril la geografía del Río de Janeiro preolímpico, en pleno proceso de transformación, mientras describe el repertorio cínico de...

«Imagino la expresión de las mujeres en las ventanas, viendo pasar a mi padre, viéndome pasar con el niño detrás de una caja mortuoria en cuyo interior se va pudriendo la única persona a quien el pueblo había querido ver así, conducido al cementerio en medio de un implacable abandono, seguida por las tres personas que decidieron hacer la obra de misericordia que ha de ser el principio de su propia vergüenza.» El primer libro de Gabriel García Márquez —de 1955— contiene el germen estilístico y de las ideas que nutrirían su vasta producción. La hojarasca es el recuento...

Dominic Moretti sabía que podía despedir a su secretaria. Estaba seguro de que tenía derecho a hacerlo, pero se dio cuenta de que lo que realmente quería era hacerle pagar.Era consciente de que la venganza no era un sentimiento muy noble, pero aquella mujer le había robado y no sabía por qué. Había confiado en ella por completo y, durante todo el tiempo en el que había estado luchando contra su atracción por ella, Angelina había estado confabulada con su enemigo. Pero tenía la sartén por el mango y podía hacer con ella lo que quisiera, y lo que deseaba era conseguir que fuera...

Estaba rompiendo las reglas del juego al enamorarse de su propio esposo. Mallory McIver le había prometido a su marido un matrimonio sin ningún tipo de implicación emocional, una especie de negocio. Hasta que un día Torr le anunció que se marchaba a Escocia a restaurar el viejo castillo que había heredado, y esperaba que su esposa lo acompañara... Mallory se había casado con un ejecutivo sofisticado y urbanita, pero allí, en el campo, se convirtió en un hombre fuerte, habilidoso y muy atractivo que despertaba en ella sentimientos prohibidos.