Cuentos de la Oscuridad

El 5 de julio de 1949 la Ocupación tenía resaca. El Japón ocupado militarmente por los Estados Unidos se despierta de los festejos del Cuatro de Julio con una preocupante noticia: Sadanori Shimoyama, el presidente de la Empresa Nacional de Ferrocarriles, el hombre que adora los trenes, ha desaparecido. Sobre él pesan amenazas de muerte tras anunciar cien mil despidos. Shimoyama es pieza clave para que todo siga funcionando bajo la Ocupación, para que el país ame a sus nuevos amos, para que no estalle la tercera guerra mundial. El general Willoughby, mano derecha del comandante supremo...

Shelby Paston había regresado a Las Vegas después de diez años. Pero, a diferencia de la última vez, cuando le habían pagado un millón de dólares por abandonar en el altar al propietario de un casino, Hayden Mackenzie, ahora estaban chantajeándola. Shelby estaba dispuesta a cualquier cosa para conseguir que sus secretos no salieran a la luz... pero no había imaginado que se enamoraría de nuevo de su primer amor.El único amor de Hayden era Las Vegas. Ya no creía en el matrimonio, pero Shelby le debía algo y se lo iba a hacer pagar fuera como fuera...

Alex estaba buscando un trabajo, pero lo que él encuentra es mucho más. La habitación prohibida finalmente se revela, y a Alex no le gusta lo que ve. Ganar un aumento nunca ha sido tan difícil, ya que Sebastian le asignó una prueba que amenaza con empujar a Alex a su punto de quiebre.

Recuerda, sólo es un juego... Scarlett Dragna nunca ha abandonado la pequeña isla en la que ella y su hermana Tella viven bajo la vigilancia de su estricto y cruel padre. Desde hace años Scar sueña con asistir a la celebración anual de Caraval, unos legendarios juegos que duran una semana y en los que la audiencia participa para ganar el Gran Premio. Caraval es magia, misterio y aventura. Y para Scarlett y su hermana representa la libertad y poder huir de su padre. Ahora que está a punto de casarse con un hombre al que nunca ha visto, Scar cree que su sueño nunca se cumplirá. Pero...