Finge que soy tuyo
Destruido, con el corazón hecho pedazos y al borde de la desesperación. Así es como me sentí por dos años después de que mi esposa falleciera y me dejara solo con nuestro bebé. Aguanté todo y seguí adelante por mi pequeña… pero no estaba viviendo. Solo estaba existiendo. Luego conocí a Larkin, mi hermosa vecina rubia. Ella tiene curvas que mis manos ansían sostener y unos ojos castaños que me ruegan que le haga cosas innombrables. No quiero quererla. No quiero mirarla y definitivamente no quiero desearla. Quiero evitarla. Pero… no puedo. A donde sea que voy, todo lo que hago, ...