Eucaristía, encuentro de libertades
Agustín escribe: «¡Oh sacramento del amor de Dios!... El que quiere vivir tiene dónde vivir, tiene de quién vivir. Que se acerque, crea, se una al cuerpo de Cristo para ser vivificado». La libertad infinita de Dios se inclina sobre la libertad finita del hombre, como unamadre se inclina sobre su hijo. La inextinguible riqueza del misterio eucarístico es como la luz del sol sobre los mosaicos de San Marcos. Ilumina la belleza de las innumerables teselas de la vicisitud humana, desvelando el designio completo que da sentido incluso a las más oscuras y gastadas por el paso del tiempo.