No mires
María Montes de Ossa siempre había estado enamorada de Carlos Ramírez de Aristarán, el mejor amigo de su hermano Andrés. Pasaron los años y Carlos se convirtió en el duque de Azahara, y la muchachita flaca y plana en una exuberante belleza andaluza de cabellos negros como el azabache y cuerpo para el pecado. Pero la joven no solo tenía belleza, poseía además genio e inteligencia, y rechazaba a todos los pretendientes que su hermano Andrés le buscaba. Cuando precisamente Andrés tuvo que marcharse de viaje de negocios a Marruecos, pidió a su amigo que se llevara a sus hermanas al...