Un toque ardiente
¿Quién puede luchar contra el destino? La inesperada pasión que compartieron Constantine Romano y Gianna Dante seguía siendo abrumadora, aunque Constantine se marchó de San Francisco casi dos años antes. Pero había vuelto y Gianna estaba dispuesta a demostrarle que con una Dante no se jugaba. El empresario italiano no había esperado que la encantadora Gianna pudiera meterse en su corazón, pero tampoco pensaba dejar que fuera de ningún otro hombre. Sabía que iba a ser suya y estaba decidido a persuadirla de la forma más apasionada posible.