
¿Cuál ha sido el movimiento histórico, latente o no explícito, que subyace a los eventos eclesiales de los últimos cincuenta años? Para responder a la pregunta conviene hacer un rapidísimo trazado de algunas realidades que jalonan el camino de la Iglesia en este medio siglo y que nos ayudan a situarnos en el momento histórico en que nos encontramos, tan nuevo y tan diverso de entonces, y tan necesitado, hoy como entonces, de la alegría del Evangelio. Este trazado se concreta en cuatro etapas entramadas sutilmente entre sí: la euforia del primer posconcilio tras el malestar bajo Pío XII; las contestaciones surgidas inmediatamente en el segundo período posconciliar; la restauración bajo Juan Pablo II y Benedicto XVI, y las expectativas suscitadas por el papa Francisco y los interrogantes sobre el futuro de la Iglesia. Si queremos mirar hacia adelante no es para soñar sueños vacíos, sino para hacer propuestas que tengan como referencia las riquezas que atesora el Concilio. Hemos de rescatar aspectos aún inéditos, quedan por explorar pronunciamientos y exigencias que alumbró aquel acontecimiento.
Este segundo volumen desarrolla la preparación de los soportes utilizados con fines artísticos (forrados, aparejos e imprimaciones) y los procedimientos y las técnicas pictóricas, desde los temples de huevo, de cola, de goma, de caseína y la pintura con resinas sintéticas hasta los procedimientos mixtos, los grasos (al aceite, como la pintura al óleo o la alquídica) y la pintura a la cera o encáustica (en caliente y frío).
Este artículo ha tomado como base el paréntesis temporal de 1873 a 1918 para tratar del contexto cultural que existía en la provincia de Alicante justo antes de la entrada de los primeros aires de modernización artística.1 Se trata de unos años en los que, desde París, centro neurálgico de la enovación plástica, se estaban produciendo cambios trascendentales que, sólo con el tiempo, llegaron a calar en otras capitales occidentales. Si por entonces Madrid era una ciudad periférica desde el punto de vista plástico, imaginemos en qué situación debían encontrarse las capitales de provincia. Será más o menos a partir de la década de los años 10 del siglo XX cuando la renovación, una modernidad ciertamente diluida, comience a apreciarse en los artistas alicantinos: en 1918 Emilio Varela, un autor que podemos sin duda calificar como moderno, encuentra uno de sus primeros momentos de clímax creativo; es el año también en el que el escultor Daniel Bañuls mostraba sus primeros trabajos. Como desarrollaremos a lo largo de este artículo, para rastrear la entrada de la modernidad plástica en Alicante tenemos que acompañar a los artistas de fines de siglo por sus...
The life and work of one of Hispanic theology's leading voices.
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